Nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
rellenando formularios y dejando en
blanco
las páginas de nuestros diarios
haciendo cola en los bancos por la
mañana
y protestando por las noches en las
plazas
nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
Trabajaremos por dinero,
perseguiremos a las chicas por el sexo,
mataremos a la vaca por el cuero
y los filetes más suculentos se
echarán a perder
Nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
postergando imposibles, revisando
contratos
leyendo a Bukowski en la cola del paro,
nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
Dejaremos de escribir
y escucharemos sin prestar mucha
atención
setecientos canales de televisión
mientras planchamos bien la camisa y el
pantalón
y hacemos cuentas,
frunciremos el ceño calculando el paso
de grados farenheit a centígrados
mientras miramos cómo nuestras casas
se queman,
nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
Perseguiremos jabalíes imaginarios por
las calles del barrio
y cuando nos hayamos hartado de néctar
y ambrosía
golpearemos nuestras cabezas contra la
mesa,
nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
Nos mostrarán una zanahoria de
plástico
o una manzana mordida
o una manzana mordida
y creeremos ser caballos,
cerdos, perros, pavos, mulos, gansos
la carne de cañón de una granja
orwelliana de saldo
granos en el castillo de arena, siempre
a merced de las mareas
nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
Pondremos en Agosto el aire
acondicionado
hasta tiritar de frío, manga corta en
invierno
al calor del gas natural
café, copa, puro, farlopa, mefedrona y
orfidal
Destrozaremos a los Beatles cantando
sus canciones en videojuegos
y mientras Lucy se estrella en un campo
de fresas
nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
Con la vista en los tejados, cruzaremos
sin mirar
y no alcanzaremos jamás el otro lado
no tendremos hijos y nos repetiremos
que no podemos permitírnoslo,
sabiendo en el fondo que moriremos
solos
por no haber amado la vida lo bastante
como para querer compartirla con nadie
Nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
Muchísimo antes de que el cielo caiga
sobre nuestras cabezas
nos volveremos locos y seremos esclavos
del César
se nos oirá preguntar, sollozando, con
el embudo en la cabeza
si el puerto está aún a la orilla del
mar,
y enterrando la cabeza entre las manos,
oiremos al gritar al espejo, como única
respuesta
que están locos estos romanos.
Que azul eres a veces ¡joder!
ResponderEliminar(hacía tanto tiempo que no te leía)