Tengo tres mujeres dentro que hacen de mí un hombre
Tengo tres mujeres dentro Una no deja de gritar otra susurra y la tercera me hace gestos
Una se siente sola Otra se siente fea Mala se considera la tercera
Una solo quiere que la quieran otra solo quiere que la follen la tercera solo quiere que la dejen en paz
una ríe interruptores blancos que encienden en mayo todos los árboles de navidad otra llora estrellas y antorchas de cielo nublado y a la tercera todo le da igual apaga las luces coloca las sillas encima de las mesas y dice que se va pero se queda de pie en la oscuridad
En esencia, soy un niño muy viejo, que juega a que el bastón es una espada pero tengo tres mujeres dentro que hacen de mí un hombre de verdad
Ella tiene puños en los labios y unas piernas de vértigo en la punta de la lengua lo mismo habla por los codos que me come con los ojos me abofetea con las pestañas me besa con la nariz o abre puertas a patadas tiene plegadas en la espalda alas hechas de manitas pequeñas pero fuertes un regazo en la nuca pulmones en los oídos y el corazón en la punta de los dedos
Así que está bien, lo confieso no puedo negarlo tiene un físico increíble simplemente extraordinario y me gusta me gusta por eso
No temas jamás mojarte. Pregúntale al agua. Si alguien lo sabe, es ella. Pregúntale si le duele caer por una catarata. Pregúntale al mar por qué se tragó tantos barcos, por qué albergó vida. Interroga a la lluvia que escapa del cielo. Averigua si el iceberg tiene calor. Estudia la parábola del chorro de las fuentes, escucha las corrientes subterráneas, busca el oro que arrastran los ríos.
Ve, pregúntale al agua si quieres, si sabes escuchar. Que te enseñe a disolverte, no a hundirte ni flotar, a evaporarte quizá.
Sí, habla con el vapor, que te enseñe a no quemarte. Vuélvete duro y frío con el hielo. Fíltrate entre las rocas, o destrózalas con tu oleaje, vuelve atrás en la resaca y déjate llevar por la luna a una marea alta, aunque condenada a bajar. Préguntale ál agua cómo rellenar los huecos, cómo cubrir la Tierra, cómo limpiar el mundo, cómo pulir la piedra, cómo inflarte y llenarte de luz en una pompa de jabón, burbujear al hervir, mezclarte con sal, azúcar o alcohol, arrebatar su esencia al té...
Ve y díselo, no tengas miedo... sumérgete, bebe hasta que no puedas más, mea, suda, y nada. Llora y busca el agua, porque solo lo inerte es impermeable, el agua es vida, lo seco es muerte.
Que no que no, que no, que no que soy un fraude que no soy un poeta no soy un artista no soy un slammer
no soy tan solo un cazador de unicornios con el pecho lleno de esquirlas de cuernos no soy un nefasto capitán corsario que culpa a las sirenas de todos sus naufragios
que diga lo que diga facebook no tengo setecientos amigos aunque tampoco estoy tan solo, y menos si me prestáis vuestros oídos
no soy el miedo y la risa y el tedio y la prisa y no me va tan bien como crees ni tan mal como te gustaría que quiero a mi chica porque no quiere ser mía y hay días en que todavía soy capaz de mirar las amapolas sin pensar en el opio
no soy uno de vosotros, gilipollas pretenciosos soy muchísimo peor pero exactamente igual al tratar de desmarcarme
que no soy esto y no estoy aquí que no soy algo que se pueda ver que soy tan solo el cable azul que une la sordidez de lo real con el laberinto infinito de lo imaginable en el que me pierdo que muero de sueño y vivo fuera del tiempo
soy lo que no es
soy ficción, nostalgia, esperanza idiota soy la máscara que dice más que el rostro soy la cara que tengo y, sobre todo, la que pongo soy todo lo que añoro y los imposibles que persigo como los perros persiguen a los coches soy un dios que no me quiere, un titán omnipotente con problemas de autoestima
soy una errata en un poema un error de cálculo que lleva a la solución correcta soy un tipo pequeñito a los mandos de un robot gigante tan grande, tan grande que no lo puede ver casi nadie
no soy más que un tal Fran subido a un escenario golpeando fantasmas terribles con puños intangibles monstruosos, incoloros e imaginarios y sacando chisteras y varitas mágicas de la madriguera de las conejitas cosplayeras sospechando que tan solo ellas puden salvarnos del fondo monetario internacional soy el presidente de la asociación de víctimas del síndrome de Stendhal y sigo saliendo ahí fuera a enfrentarme a pecho descubierto a la belleza ya sea en una mirada o en un poema
y eso, solo eso, es todo lo que soy, joder eso y, por eso, a veces todo lo demás también