lunes, 13 de diciembre de 2010

Allez


Después de todo quizá el sexo no era tan importante, me decía a mí mismo sin hacerme mucho caso. Ella, durante las primeras semanas, era un mueble, y yo no lo soportaba; sin embargo lo que al principio tomé por un despliegue de pereza y egoísmo y una falta de deseo francamente molesta (que no de excitación, lo que casi lo hacía peor), resultó ser una amalgama de timidez, reserva y tranquilidad que se fue disipando con el tiempo.


El miedo a que en ese terreno fuera peor que mi última amante reincidente no me permitía apreciar la diferencia: el placer ya no era urgente. Su presencia en cada mañana y cada tarde hacía innecesario incendiar cada noche como si nos fuera la vida en ello. Me corría menos veces pero los orgasmos eran más largos e intensos y con el tiempo llegamos a sincronizar el final y, finalmente, a que el final no importara; los finalistas son segundones. Después de compartir el clímax, sin embargo, y por joder después de joder, a menudo le reprochaba con una sonrisa "Me estás haciendo viejo".


La verja lingüística nos permitía comunicarnos a trompicones, y aunque ninguno entendía el idioma materno del otro, nos encantaba abandonar nuestro oído a aquellos exóticos galimatías. "Come on, tell me a dirty story in Spanish. The one about the bus. Alleeeez!".
La caducidad inminente de nuestra relación ayudaba también a mantener nuestros secretos a salvo de absurdos impulsos posesivos. Y así, en conjunto, era aquella extraña comunicación nuestra una de las más honestas y extrañamente apropiadas de todas las que se han dado jamás entre dos amantes.


Una vez conquistada y en la desnudez del juego, sus defectos y virtudes hicieron las paces en mi cabeza; desmonté su perfección sin darme cuenta y detrás encontré escondida la belleza.


¡Ah! Y además follaba bien.


5 comentarios:

  1. :) me gusta la dulzura de este texto.

    Feliz Martes!

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  2. Qué bien escribes,también en prosa. Muy sugerente! Ya me dan ganas de ponerme a prueba, de tirarme al mar con un nuevo amante.

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  3. ¡Gracias! Ahora bien, me pica la curiosidad ¿Quién eres? ¿Para quién trabajas? ¿Dónde estoy? ¿Por qué llevo un tutú? ¿Cómo hace el ornitorrinco? XD

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  4. ¡Holaaaaaaaaaa! ¿Esa es...

    Nah no creo que sea nadie.

    ¡Ah sí que lleva el mismo anillo!

    ¡Anda mira, pelillos! xD

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  5. Los psiquiatras se deberían de replantear los roles sociales hombre-mujer

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