domingo, 20 de marzo de 2011

Cine (2): Encontrarás Cabrones

Encontrarás Dragones

Siendo uno muy fan de Roland Joffé, en especial de La Misión, fui a ver el preestreno de Encontrarás Dragones con cierta ilusión, pese a saber que iba a ver una película sobre Escrivá de Balaguer y temerme por tanto ver y escuchar cosas con las que no estoy muy de acuerdo.

Siendo así, se me hizo muy cuesta arriba sufrir las dos horas de propaganda de este largometraje. Primero, la figura de "Hose Merría Escrifá" de Balaguer está insertada un poco con calzador en una historia central cuasi salvable aunque excesivamente melodramática sobre un topo fascista infiltrado en una milicia del CNT. Esto es, la mitad del metraje que se refiere al religioso es más bien innecesaria para el desarrollo de la trama principal, lo que lastra bastante la película.

Por otro lado, la manera en que retratan a Escrivá de Balaguer es tan idealizada e inocua que provoca risa. Una especie de Harry Potter guapo y musculoso, Escrivá de Balaguer aparece como un joven alegre de infinita paciencia, y el Opus Dei como un grupo de amiguetes que solo quiere ir a misa con sus novias y al que se acusa incluso de protestante. Salvo una escena en la que se da un par de correazos, no hay referencia alguna a la mortificación (se dice que la madre de Escrivá de Balaguer ya de jovencito tenía con él unas broncas de no te menees porque el chaval se fustigaba hasta salpicar de sangre las paredes), los cilicios que recomendaba a los miembros de la Obra o al apartheid de géneros imperante en la organización. También espanta que se le haya situado como figura central de una historia sobre el perdón cuando en sus textos hace especial hincapié en "virtudes" como la "Santa Intransigencia" o la capacidad de coacción.

A su vez, la manera en que se representa al bando republicano en la contienda es también muy exagerada. Casi da la sensación de que los protagonistas se enteran del levantamiento nacional tan solo porque los republicanos salen a quemar curas.

De factura técnica impecable, la película goza de un elenco espectacular: Wes Bentley borda un papel protagonista de un niño bien que no se soporta a sí mismo, y aparecen por ahí figuras tan ilustres como Geraldine Chaplin o Jordi Mollá. La banda sonora, quizá demasiado sentimental, tampoco está nada mal. Y la única pega para el público hispanohablante es la curiosa circunstancia de que el film se haya rodado en inglés, pero en un inglés con acento castellano. Curiosísimo por cierto reconocer la Gran Vía o el Café Central, tan cotidianos para mí, en la gran pantalla en una producción internacional.

En definitiva, una película en la que se podría haber tratado un tema tan trillado como la Guerra Civil desde un punto de vista algo diferente, y quizá haber matizado un personaje tan controvertido como el santo exprés fundador del Opus Dei, se queda en un ejercicio de propaganda autoparódica digno de Intereconomía. Vamos, que no es que no me haya gustado porque yo sea de izquierdas (que más bien lo soy), es que no me ha gustado porque es tontísima, y esto, del cineasta que nos dio La Misión, La Letra Escarlata o Los Gritos del Silencio, no me lo esperaba...
Encuentro así en esta película un estímulo para reflexionar sobre cómo y cuánto se falsea la historia en películas históricas; si se ha hecho esto con un personaje tan reciente como Escrivá de Balaguer, qué cantidad de patrañas no estaremos pasando por alto en títulos de renombre como Braveheart, Las Horas, etc.





El Mundo Según Barney

No os hagáis ilusiones, no tiene nada que ver con Cómo Conocí a Vuestra Madre; Es algo mucho mejor. Basada en La Versión de Barney, novela semiautobiográfica del recientemente fallecido autor canadiense Mordechai Richler, nos encontramos ante una película divertida, trágica y enternecedora, de lo mejorcito que llevo visto en este 2011.

El Barney del título es un tipo peculiar, interpretado magistralmente por un Paul Giamatti muy ducho en esto de interpretar a tipos peculiares, que al enfentrarse a la publicación de un libro que revelará los detalles más oscuros de su pasado, recapitula sobre su vida y sus errores con nosotros acompañado por un brillante Dustin Hoffman que interpreta a su padre, un policía judío con muy mala baba y muy buen carácter, y por sus tres esposas; la bohemia trastornada y trágica Clara, interpretada por la bimbo Rachelle Lefevre (que hacía de malosa en Luna Nueva, posiblemente la peor película del siglo XXI sin discusión), la exitosa y agobiante segunda esposa que interpreta Minnie Driver, y el ángel que se convierte en el amor de su vida, con la cara de una preciosa Rosamund Pike (y cierto parecido en algunas escenas con una lectora de este blog).
Scott Speedman, el cacho de carne que mataba vampiros en underworld y sufría los tejemanejes de su esposa en Mi Vida Sin Mí, se desmarca en El Mundo Según Barney interpretando a un escritor genial, bohemio y politoxicómano que marcará al protagonista de una manera insospechada.

En la recta final de la película se aborda cierta enfermedad de una manera brillante, sin que eso convierta la película en la típica comedia genial que se transforma en melodrama tostón que tanto abunda en las estanterías de los videoclubs.

El Mundo Según Barney es una película valiente que se moja, y que nos muestra a un personaje humano, feúcho, falible y no tan bueno como le gustaría, pero que a su vez se hace querer gracias a su honestidad y a su desbordante personalidad.

Hay películas con las que se puede reir, llorar y casi casi correrse. Esta es una de ellas.

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