
El guante arrojado,
recuerdo
nos dábamos besos, nos dábamos
nos entregábamos, nos dábamos
enteros
con la misma naturalidad
con la que, en este momento
nos damos la mano
y nos damos la espalda
nos damos veinte pasos
damos veinte amplias zancadas,
y entonces
entonces nos giramos,
y entonces
entonces
disparas
y yo ahí parado,
con mi florete en alto
encajo la bala
y con una carcajada
trazo tres zetas azules en el aire
justo antes de desplomarme
qué más da si me has dado
mientras pueda perder
otra vez
esta vez
ante ti
según mis propias reglas
Me encanta este fragmento
ResponderEliminar"qué más da si me has dado
mientras pueda perder
otra vez
esta vez
ante ti
según mis propias reglas"
Abrazos
ay el guante...
ResponderEliminarpues yo eso todavía lo tengo pendiente, lo de aprender a encajar balas... Me encantó, una pasada
ResponderEliminar